Soledad Aller. En cualquier relación, la perfección es realmente complicada de encontrar, y , al igual que dos amantes , al igual que Romeo y Julieta , queso y vino no cesan en su búsqueda de la combinación perfecta.
Existen 85 denominaciones vinícolas por 27 denominaciones queseras, es tal el nivel de combinaciones posibles que produce cierto estupor. Salvo para los amantes de estos productos que ciertamente no cesarán en su empeño por lograr la combinación perfecta entre ambos productos.
Y, es que, la tan popular y manida expresión de “vino y queso” en muchos casos nos llevará a una terrible decepción si no los unimos correctamente, o , al menos , si no los unimos acorde a nuestro paladar, que por el simple hecho de ser nuestro, es excepcional.
Los consejos son variados sobre ambos productos, y resulta curioso que productos tan excepcionales por separado puedan llegar a producir un desastre sápido en una poco acertada combinación.
Preferiblemente , en mi corta experiencia, os recomendaría combinar quesos y vinos del mismo ámbito geográfico. Es muy probable que acertéis, y obtengáis las máximas cualidades de ambos productos, disfrutando de una explosión de sabores en vuestra boca.
El queso Camembert selection aop , tiene sabor animal con aromas a granja, hongos, verdura fermentada tipo repollo y retrogusto nasal pronunciado. Marida a la perfección con Sidra, Cava o vinos tintos ligeros tipo Beaujolais, Pinot Noir. Otra modalidad de queso sería, Capri con algas, Caprino con notas florales y hongos. Se expone a humedades del 95% para conseguir su corteza enmohecida de forma natural. Algas en cuajada: Aonori, Lechuga y Espárrago de mar. Marida a la perfección con Riesling, Tokaji, Sauternes.
Como veis, las combinaciones son amplias y variadas, así que mi consejo es ¡¡catad, y catad!!¡¡en la variedad está el gusto y el retrogusto!!.