www.vinetur.com Siempre es un buen momento para disfrutar de un rico vino dulce. Los confites y postres tradicionales son la mejor opción para acompañar con un gran vino dulce, pero hay otras opciones.

Cuál es el secreto de los vinos dulces, cuáles son los más populares y cómo encontrar a su pareja ideal.

¿Qué es el vino dulce natural?

Las condiciones climáticas de regiones cálidas hacen que las uvas tengan azúcar suficiente para dar una graduación alcohólica adecuada.

Un vino dulce natural es el que contiene una cantidad de azúcares procedentes de la uva superior a 45 g/l.

Sin embargo, el contenido de azúcar de los vinos dulces tradicionalmente son muy superiores, entre los 100 g/l y los 200 g/l.

El modo de elaboración tradicional de cualquier vino dulce es concentrar parte del azúcar natural presente en la uva. Esto se puede conseguir por diferentes procesos.

El método más utilizado en España es el «asoleo», que se basa en disponer los racimos en superficies para que se sequen al sol, mientras se deshidratan las uvas por evaporación del agua y se concentran sus azúcares. Algo así como las uvas pasificadas, o uvas pasas.

De esta manera, al ser necesario mayor cantidad de uvas, cuando termina la fermentación se obtiene un vino con un azúcar residual superior, que le proporciona las características de un vino dulce.

En muchos países se elabora también «vinos de hielo», un método ideado en Alemania,(Eiswein), que es otra forma de obtener vino naturalmente dulce al dejar congelarse, literalmente, los racimos de uvas para así evitar el agua (que es lo que se congela) y concentrar su azúcar.

Los vinos Tokay (Hungría) o los Saurternes (Francia) usan un proceso muy peculiar: contaminan los racimos con un moho que se encarga de secar (pasificar), las uvas y concentrar sus azúcares. Este método se denomina podredumbre gris, ya que el racimo, literalmente, se pudre.

Alternativamente existe otra manera muy utilizada en enología para obtener vino dulce de manera natural, sin desecar o eliminar el agua de las uvas. Consiste en utilizar uvas frescas y realizar el vino con normalidad en todo su proceso productivo salvo en un aspecto: se debe detener antes de tiempo la fermentación alcohólica. Se obtiene entonces un vino dulce, ya que el azúcar residual es superior, pero con poco contenido en alcohol. Este método es muy utilizado en la actualidad más que para obtener vinos dulces, para elaborar vinos abocados o ligeramente dulces, con la finalidad de hacer vinos más sencillos y fáciles de beber.

Fuente: La revista digital del vino

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