La cata a ciegas por parejas se ha convertido en una actividad popular y consolidada en España. Estos concursos, que se llevan a cabo en diversas localidades del país, ponen a prueba la capacidad de los participantes para identificar aspectos como el país de origen, la zona, la denominación, la variedad de uva, la añada, el productor y la marca del vino, todo ello sin conocer previamente las botellas.
El pasado 23 de marzo se celebró la XVII edición del certamen Vila Viniteca de Cata por Parejas, un evento de gran prestigio que ha visto cómo se agotan rápidamente las 135 plazas disponibles para competir. Este concurso, organizado por la reconocida distribuidora de vinos y licores, consta de dos fases. En la primera, cada pareja tiene que reconocer hasta siete características de los vinos solo a través de la degustación, sin ningún tipo de información adicional. Las diez parejas con mejor puntuación avanzan a la gran final, donde enfrentan un nuevo reto con otros siete vinos.
El crecimiento del evento es notable si se compara con su primera edición en 2008, que apenas logró reunir a 88 participantes, frente a la gran demanda actual. El premio total ha aumentado de 30.000 a 50.000 euros, con 35.000 euros reservados para los ganadores.
Desde su décima edición, el concurso se ha alternado entre Barcelona y Madrid, buscando así maximizar la participación de ambos públicos. Este año, el Casino de la calle Alcalá en Madrid acogió la competición, que atrajo a una amplia variedad de participantes, desde bodegueros hasta sumilleres. Muchos de ellos se prepararon para el evento entrenando en diferentes lugares como tiendas de vinos y bares.
La rigurosidad en la selección de los vinos es crucial; las botellas se abren en privado y solo el organizador conoce la selección final. Quim Vila, el organizador, enfatiza la intención de hacer el concurso accesible a todos, sin importar su nivel de conocimiento, y resalta que el vino es para disfrutarlo.
Fernando Gurucharri, miembro de la Unión Española de Catadores, destaca la cata a ciegas como una herramienta educativa valiosa, donde los participantes pueden aprender y mejorar su habilidad de degustación.
David Villalón y Delia Baeza son una pareja reconocida en este ámbito, habiendo sido finalistas en varias ocasiones en Vila Viniteca. Ambos comparten que la experiencia de la cata a ciegas es única y desafiante, ya que les obliga a cuestionar sus conocimientos.
Las catas a ciegas no se limitan a las grandes ciudades; también se organizan en otras regiones, como la Batalla de Sumilleres en A Coruña. Este evento destaca por la participación de profesionales y aficionados, lo que lo convierte en una competencia atractiva. Además, el Campeonato de España de Cata a Ciegas por Equipos recorre diferentes zonas vinícolas del país, con la próxima edición programada en Cambados, donde participarán 40 equipos.
No son comunes fuera de España
Sin embargo, fuera de España, este tipo de competiciones no son tan comunes. Críticos de renombre como Jancis Robinson y Jane Anson han expresado su sorpresa ante la popularidad de las catas a ciegas en España, sugiriendo que podrían ser bien recibidas en otros lugares, pero aún no han alcanzado el mismo nivel de interés.
La alta demanda para participar en el evento Vila Viniteca de este año es un claro indicador del creciente interés por la cata a ciegas en el país, las inscripciones se cerraron en solo tres minutos.