Nadie duda que los godellos atraviesan, quizás, el momento más dulce de su historia. La fama y la calidad de esta uva, originaria de Valdeorras, trasciende fronteras y está provocando que grandes grupos bodegueros se asienten en la comarca para explotarla comercialmente. En este contexto, el territorio amparado debe hacer frente a un importante reto que marcará su devenir futuro: el de cómo crecer y consolidar nuevas plantaciones.
Esto no parece fácil en una zona fuertemente marcada por el “minifundismo”, tal y como destaca Pablo Funcia, gerente de Viticampo, una empresa especializada en ofrecer servicios relacionados con la viticultura y la enología que trabaja para diferentes clientes valdeorreses.
“Ahora mismo están apareciendo grupos bodegueros de fuera que ponen mucho más en alza el godello de lo que nosotros mismos hemos hecho”, asegura. “Están adquiriendo terrenos, que están ganando al monte y en los que se están consiguiendo vinos con unas características muy diferenciadoras, mucho más minerales, sobre todo en cuanto a blancos”, recalca.
“El problema de minifundismo que existe en Valdeorras es, en realidad, inherente a toda Galicia”, puntualiza. Lo que pasa es que ahora, según añade, hay mucho interés por “plantar” y “recuperar” nuevo viñedo, sobre todo para dar respuesta a este “boom” que vive el godello.
“La gente se anima a volver a las viñas porque ve que puede obtener rendimiento y la calidad de la uva en Valdeorras es excelente”, destaca.
“Grandes grupos vinícolas de fuera están viniendo para aquí y quieren asentarse en esta zona y no en las limítrofes porque verdaderamente nuestro godello es mejor”, puntualiza Méndez.
Pero uno de los principales problemas radica en cómo crecer. Miguel Tienda, responsable técnico de la bodega Virxe de Galir, del Grupo CVNE, lo tiene claro. Teniendo en cuenta su orografía, en Valdeorras “se puede crecer básicamente en la formación de bancales”. En este sentido, indica que “hay pocas parcelas o superficie en llano y teniendo en cuenta las laderas, que son la gran mayoría, y sus orientaciones” es necesario apostar por esta modalidad de plantación.
En este punto concreto, José Enrique Méndez también se muestra contundente. “El vino plantado en ladera suele recibir más horas de sol, se produce quizás menos pero se eleva la calidad de la uva recogida”, detalla.
Además de esto, tal y como abunda Méndez, plantar en bancales permite, al contrario de lo que ocurría antiguamente, que pueda existir “mecanización” en el trabajo en la vid. Gracias a la maquinaría agrícola innovadora con la que hoy en día se realizan las tareas del campo, “se puede trabajar en pendiente sin ningún problema”.
Hay futuro
Fórmulas de plantación como las que apuntan estos tres expertos, y que ya se están ejecutando en la comarca, van a permitir un crecimiento “importante” del godello. Tienda lo ve evidente: “tanto a nivel de calidad como mediático, hay mucho futuro para esta variedad”. Y es que, al contrario que en otros territorios amparados, “el clima de Valdeorras permite maduraciones plenas” y los diferentes terrenos existentes “franco-arenosos, pizarrosos y graníticos” aportan una amplia variedad de matices y posibilidades, impensable en otras zonas.
Texto:DO Valdeorras