La experiencia turística está cambiando y eso se hace patente cada año en el gran encuentro que supone la Feria Fitur. Vivimos en la era de la experimentación de emociones y conocimientos, donde los consumidores de viajes buscan experiencias auténticas, enmarcadas en un contexto temático atractivo.
En el sector vitivinícola, esta realidad está cada vez más aceptada. Generar experiencias diferenciadas y crear un vínculo directo es dar a los clientes actuales razones válidas para elegir comprar el vino de una determinada bodega en los puntos de venta tradicionales. No hace falta tener todo un despliegue de servicios para acoger al enoturista. La experiencia de ser bien atendido y dar un paseo por los viñedos o catar alguno de los vinos es lo bastante interesante como para que la bodega sepa aprovechar la oportunidad.
Las Rutas del vino permiten la asociación de bodegas y empresarios del sector turístico para ofrecer una completa oferta de cultura, gastronomía, alojamientos y actividades. Muchas de las regiones vitivinícolas españolas están potenciando estos modelos enoturísticos que están suponiendo un aire nuevo en el turismo de interior.
Por ejemplo, en el stand de Aragón, las cuatro rutas de vino de la Comunidad Autónoma (Ruta del Vino Somontano, Ruta de vino de la Garnacha, Ruta de vino Campo de Cariñena y Ruta de vino de Calatayud) han presentado conjuntamente las nuevas propuestas para este año 2016 bajo la marca Enoturismo de Aragón. Este producto aúna los éxitos, territorios y gentes que representan cada una de las rutas integradas en el mismo con una marca turística única y una oferta amplia para el disfrute de aquellos que desean descubrir nuevos territorios y acercarse a conocer quienes se esconden tras los vinos que les hacen disfrutar.
Otras comarcas como la Rioja Alavesa tiene en el enoturismo su mejor baza. La asociación Ruta del Vino difundirá en su mostrador los recursos turísticos de la comarca mediante distintos mapas y folletos que no se limitarán al vino, sino que incluirán también información del patrimonio cultural y rutas de senderismo. Asimismo, promocionará un producto local de calidad reconocida como es el aceite de oliva a través de un manual de cata.
La comunidad de Castilla y León ha atendido a los visitantes desde un espacio propio dedicado al Enoturismo, puesto en marcha por primera vez por la comunidad autónoma para atender el creciente interés que genera esta forma de turismo, que propone una forma diferente de conocer un destino a través del hilo conductor del vino, aunando visitas a bodegas con experiencias singulares en multitud de establecimientos. En este espacio, por ejemplo, además de ofrecer información de su original catálogo de actividades en bodegas y establecimientos adheridos, la Ruta de vino de Rueda invitará a los visitantes a monitorizar las sensaciones que les produce una cata del vino gracias a un original proyecto de marketing sensorial.
Está claro que el enoturismo vende y está en alza. El enoturismo ofrece una experiencia turística en la que se prioriza el trato personal y la interacción con la comunidad de la zona vitivinícola y en la que el visitante se enriquece de manera cultural, aprendiendo a apreciar tradiciones, patrimonio y paisaje. El valor enológico-cultural determina el peso del elemento vino como eje vertebrador de la experiencia turística.