Ical El profesor de Virginia Tech University Juan Luis Nicolau aconsejó a las bodegas analizar el grado de conocimiento del sector del vino de los clientes cuando se dediquen al enoturismo. “Para tener éxito hay que conocer qué es lo que el cliente espera de nosotros. En origen, un productor se dedica a hacer vino. Y esto del sector turístico aplicado al sector del vino es algo que no se ensambla de la noche a la mañana. Hay que hacerlo con conocimiento y saber qué variables hay que incluir”, explicó después de participar en una ponencia en la Feria FINE en Valladolid.
En general existen tres tipos de enoturistas, señaló. En primer lugar, los llamados profesionales, como por ejemplo personas del mundo de la restauración, responsables de hoteles con bodegas… “y quieren conocer aspectos técnicos”. En segundo, los visitantes que “son conocedores del mundo del vino, han visitado otros lugares y conocen su cultura”. Y finalmente, un conjunto de consumidores que van a una bodega “a pasárselo bien y lo consideran su destino vacacional”.
Por ello, “si una bodega quiere lanzar actividades vinculadas con el enoturismo, tiene que saber a qué tipo de consumidor se va a dirigir”. “Puede ser a los tres, pero debe conocer que cada uno de ellos esperará aspectos distintos”, insistió. En este sentido, explicó que “no le puede contar las mismas historias a una persona ya introducida en el mundo del vino que aun neófito total y que quiere ver lo que hay allí pero está esperando la comida y la bebida y que cuando regrese a casa recordará lo bien que se lo pasó”.
En este sentido, una vez conocido al cliente “hay que tener claro qué les vamos a ofrecer”. A su juicio, no se trata de grandes eventos, sino que “muchas veces al turista le interesa el caso personal, la lucha por salir adelante, cómo nació la bodega en la primera generación, anécdotas que son muchas veces con las que se quedarán”. “Los turistas son personas con emociones y es lo que luego se representa cuando escriben sus reseñas en plataformas digitales. Esos pequeños detalles son los que más influyen en la experiencia en esa bodega”, advirtió.
Hasta ahora, en España y Castilla y León hay unas bodegas que van “más avanzadas que otras” en la evolución del enoturista, pero “afortunadamente hay margen de maniobra y queda mucho por hacer”: “Sabemos cómo hacerlo. Es una ventaja porque no es tomar decisiones a ciegas, sino que tenemos los instrumentos para saber cuál es la mejor decisión para cada bodega, acorde con sus características y atendiendo al cliente tipo al que quiere dirigirse.”