La tradición vitícola de Valdeorras se remonta a la época romana. Al amparo de un microclima mediterráneo-oceánico, los romanos, plantaron viñedos y construyeron lagares. Dieron así origen a una cultura, hoy secular, en la atención de la viña y la elaboración de exquisitos caldos, a los que cantaron romeros y peregrinos de camino a Santiago.

Desde aquella época, el arduo camino recorrido por viticultores y elaboradores fue dando sus frutos hasta conseguir que en el año 1945, se reconociese la Denominación de Origen Valdeorras por Orden Ministerial. La Entidad, nació con la vocación de trabajar en la recuperación de variedades autóctonas como el Godello y el Mencía, siendo  sus líneas fundamentales de actuación las de apostar por la calidad, impulsar el control, facilitar la promoción y buscar nuevos caminos de expansión y comercialización.

Actualmente, la labor vinícola y el complejo mundo a su alrededor se organiza a través del Consejo Regulador, órgano que rige los destinos de la Denominación de Origen, abarcando las superficies vitícolas de los municipios de A Rúa, Carballeda de Valdeorras, Larouco, O Barco, O Bolo, Petín, Rubiá y Vilamartín.

Las zonas de producción ocupan gran parte de las cuencas de los ríos Sil, Xares y Bibei. En ellas, el clima es más seco que en el resto de Galicia, mezclándose la influencia atlántica con rasgos de la continental. La temperatura media es de unos 11ºC y el índice de lluvias oscila entre los 850 y los 1.000 mm. anuales.

Los suelos son variados, desde los pizarrosos, poco profundos, pasando por los graníticos, más ricos en arena, hasta los que se asientan sobre sedimentos y terrazas, donde abundan los cantos rodados. En esta diversidad de terrenos se aprecian, fundamentalmente, dos vinos monovarietales. El más emblemático, el blanco de Godello, es de fino aroma afrutado, color amarillo, dorado o pajizo, y buena estructura en boca, con una graduación alcohólica media de 12,5º. En tintos destacan los elaborados con Mencía, de intenso color púrpura y elegante aroma afrutado, ligeros y sabrosos, con buen equilibrio alcohol-acidez, apetitosos y de retrogusto intenso y prolongado.

Las variedades de castas autorizadas son: Para los blancos, con preferencia, el Godello, y además, Dona Branca y Palomino o Jerez. Para los tintos,  preferentemente, el Mencía y Sousón, aunque también Brancellao, Merenzao o María Ardoña, Negreda, Garnacha Tintorera, Alicante, Tempranillo y Grao Negro.

Tras años de esfuerzo investigador, de implantación de nuevas tecnologías y la modernización del proceso de producción, se ha conseguido que los vinos de Valdeorras estén entre los mejores de España y que se exporten a los cinco continentes.

Hoy en día, la responsabilidad de elaborar nuestros caldos recae en las bodegas inscritas en el Consejo Regulador: son los hombres y mujeres que las regentan quienes han conseguido aunar tradición secular y modernidad para mantener y garantizar el origen y la calidad de unos vinos que son la máxima expresióndel sentir de una tierra.

 

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