Ical El cocinero vasco Martín Berasategui (12 Estrellas Michelín) junto a su equipo y la familia Yllera inauguraron esta semana en Rueda la primera gastrobodega del mundo, ‘El hilo de Ariadna’, la cual, dijo “no podría estar en mejor sitio que en Valladolid”. En el acto de inauguración, Berasategui señaló que pilota y dirige este “concierto” con la empresa bodeguera, para la que admitió que está muy “ilusionado” porque le permite continuar con su sueño de “transportar felicidad a la gente” por parte de un chef que se define como “chiflado” de la cocina.
La inauguración, aunque el restaurante ya celebró una preapertura en días atrás que ha “superado las expectativas”, contó con la presencia del presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, y el secretario de Estado de Turismo, Fernando Valdés, además de con varios de los miembros de la familia Yllera. En ella, el mediático cocinero señaló, en declaraciones previas recogidas por Ical, que desde la “humildad, España es un país alegre, sonriente y que trabaja en el mundo gastronómico con seriedad y rigor”, conceptos que, entre otros, le han empujado a participar en un proyecto que solo podía salir adelante de la mano “de dos locos”, Yllera y Berasategui, quien reconoció que siempre ha estado vinculado a proyectos de Estrellas Michelin y a su casa madre en Lasarte (Guipúzcoa). “Me gusta la gente que me siente bien y me conoce. Soy cocinero por dentro y por fuera”, expuso el chef, quien sostuvo que ‘El hilo de Ariadna’, que creará doce empleos directos, trabajará con productos de la zona, “de los campesinos de esta tierra, sus vinos, sus verduras…”
Admitió que la aventura de este proyecto de caracteriza también por el ímpetu de su persona y por haber nacido tras una generación de cocineros “estratosféricos” en España. “Yo siempre digo que soy pata negra pero de hierba corta”, ironizó, para señalar que en la cocina “hace lo que le hubiera gustado recibir”. Ahora, prosigue, con proyectos como el que surge en Rueda, reconoce que está dando “un poco de lo mucho que merece Valladolid por lo que me habéis dado”.
Aparte de cocinero de prestigio, Berasategui se definió como un “disfrutón” de la cocina y un “transportista de la felicidad”. Por último, pidió un gran aplauso a las bodegas, sin las cuales, continuó, “muchos cocineros no hubieran recibido todo lo que han tenido”, para recordar que se siente “tremendamente orgulloso de ser embajador” de los productos gastronómicos nacionales.